Toda persona puede desarrollar o activar su bioenergía o energía vital lo que le permite ser más atractiva y magnética. Además, una persona con bioenergía alta se encuentra muy protegida y puede enfrentar la vida con fortaleza y más seguridad, siendo inmune a emociones y sentimientos negativos de los demás.
La cualidad magnética está en el ser humano, pero para que pueda ser utilizada con cierto éxito en una finalidad concreta, aquél debe de cultivar el espíritu y su cuerpo de tal manera que pueda encontrarse en forma para desarrollar su magnetismo personal.
En Magnesia, ciudad del Asia Menor, los griegos redescubrieron la piedra imán, ésta ejercía una atracción especial sobre ciertos cuerpos, y en la Edad Moderna se usó, en medicina; en el siglo XVIII, con Mesmer los problemas de imantación y el magnetismo (de origen en aquella ciudad) comenzaron a cobrar importancia, y ya a principios del siglo XX Thos A. Adkin y Albert Caillet se ocupan del tema.
En cuanto a los principios y procedimientos de la influencia personal, Paul C. Yagot, señala como componentes de la influencia exterior, la calma, seguridad, mirada, sugestión, verbal, actitud entendida como sentido de la medida, tacto, educación, la persistencia y la combatividad.
La calma debe ser entendida como una actitud contraria al nerviosismo, a los estados de estrés, etc. pero no debe confundirse la calma con la actitud pasiva, sino más bien como una actividad en que la persona ha alcanzado un autodominio ¿Cómo conseguir la calma? Hay muchos sistemas, pero todos ellos tienen unos denominadores comunes en cuanto a sus técnicas; se trata de librar a la persona de la angustia nerviosa que le invade. Procúrese la relajación, la tranquilidad y todo ello está en función del medio que rodea a la persona. Pero, en definitiva, ¿por qué es importante la calma? Sin duda, porque para ejercer un magnetismo personal, para dominar a los demás, hay que comenzar por dominarse uno mismo, y para llegar a ese autodominio, repetimos, que pueden utilizar varias técnicas. Desde nuestro punto de vista, las técnicas utilizadas deben ser requeridas por el individuo y deben realizarse teniendo plena consciencia de lo que pretende.

¿Qué influencia ejerce sobre los demás? Es total, ya que la persona que conecta con otra persona con calma, sabe, o al menos intuye, que está frente a una persona con dominio de sí misma, y por tanto sería una tarea difícil desviarla de sus profundas convicciones sin darse cuenta una se encuentra subyugada por la otra. Y esa actitud debe manifestarse incluso en la manera de hablar.
La calma, una vez conseguida, es un gran paso para alcanzar la seguridad. La persona muchas veces se encuentra insegura porque supervalora o agiganta las situaciones, pero cuando fríamente se para a pensar en la situación aludida, poco a poco se va dando cuenta que aquélla no es tan abrumadora como pensaba y va adquiriendo su relieve real. Es el momento en que la persona adquiere una seguridad frente a la situación. Aquí las técnicas que deben utilizarse son muy parecidas a las que se usan para vencer la timidez.
Quizá uno de los puntos más importantes es la educación de la mirada porque los ojos delatan. El movimiento, dirección, fijeza, etc., de la mirada. Según se utilice, puede permitir o no la acción del magnetismo personal.
Otro punto de gran interés es la sugestión, a la que se puede llegar utilizando medios escritos y verbales. Estimamos que en este punto, es muy importante, una actitud de interés sobre aquellas cosas que la otra persona dice, sentido de la oportunidad en las palabras que pronuncia, la persona que trata de ejercer la influencia y todo ello que se traduzca en una canalización de la conversación, consiguiendo en nuestro interlocutor, una actitud receptiva, de todo lo cual, este último no debe darse cuenta.
Por otra parte, también tiene un singular interés de presentación y comportamiento de la persona, su aspecto, su apariencia, pero no nos confundamos. ¿Quiere esto decir que existe un arquetipo? En modo alguno. Conocemos personas de una agradable apariencia y con muy poco poder magnético y por el contrario hay personas con una apariencia no tan radiante y que sí ejercen de hecho aquel poder. Lo que sucede es que el aspecto físico y su representación tienen una incidencia, pero en definitiva, es la personalidad la determinante.
Pero además, de las influencias exteriores, que son básicas, tienen una gran importancia las influencias internas, aquellas que no se ven y que determinan la eficacia del magnetismo personal. En suma, se trata del dominio mental, o psíquico. Para ello son muy interesantes los ejercicios de control, de concentración, de aislamiento, y de proyección.
Si se consiguen perfeccionar los aludidos ejercicios, se estará en disposición de proyectar toda nuestra fuerza magnética sobre una determinada persona.
Tener ganas de conocer cada vez más y no pensar que se sabe todo. También contribuye a conseguir este magnetismo el hecho de ser capaz de poner en duda lo que ya se sabe y examinar los prejuicios, sean científicos, culturales o sociales. Si es posible, es importante el tener amigos en los más diversos medios y de edades y razas diferentes.
Ser capaz de mirar la vida con ojos nuevos, de entusiasmarse, de sentir la belleza, de ver el lado positivo de los seres y no sus defectos. Conviene mantener amistades estables y dignas de confianza; llegar a ser aquel a quien siempre se recurre y al que se le pueden confiar las dificultades.
Esto implica no dejarse impresionar por el cúmulo de incidentes menores y por las flaquezas de uno mismo o de los demás, conservando la amistad intacta más allá de los azares de la vida. Así se llega a alcanzar la intimidad de las personas. Para conseguir ese magnetismo especial es importante comulgar interiormente con los demás, con lo que tienen de más profundo y no detenerse en la apariencia.
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